Hace poco más de un mes tuve de suerte de volver a Valparaíso. Cada visita, cada recorrido presenta una nueva fisonomía graffitera. Las fotos nunca se repiten.
Es fácil perderse en sus laberínticas calles con decenas de escalones. Paseando entre paredes coloridas y dibujos en aerosol, se respira un aire bohemio, juvenil, despreocupado.
Les dejo un compilado. Seguramente nos volveremos a encontrar.
Que bueno tener de regreso a los graffitis. Muy buenos.