Paseando por el barrio de Spandauer Vorstadt te podés topar con un callejón repleto de graffitis de ambas manos, que termina en un bar oscuro y, escalas arriba, en una galería de arte alternativo.
La obra, mezclada entre otras cientas, tiene un mensaje sencillo sobre cómo las redes sociales pueden acomodar la realidad en función de nuestros propios gustos.
Berlín es una ciudad única, que te deja constantemente pensando. Moviliza, te pone incómodo. No se asemeja al resto de la capitales de la Europa moderna e industrializada. Y gran parte de ello se debe a su inagotable espíritu artístico urbano y alternativo. Allí el graffiti y las casas okupas son considerados parte del patrimonio de la ciudad y resisten pacíficamente. Tacheles, en un ejemplo de que no siempre este tipo de iniciativas pueden sostenerse, será demolida para construir un Hotel. Nostalgia de lo que en su momento fue una respuesta a la caída del Muro y una manifestación inequívoca de una libertad que se recuperaba luego de largas décadas.
En los próximos posts voy a subir algunas de las tantas fotos de graffitis que decoran esta peculiar ciudad.
Art Détail 