El renacimiento del gusano violeta

Uno de los peligros (implícitos) más trágicos del arte urbano es que las obras desaparezcan. Lamentablemente, esto le ocurrió al Gusano Violeta hace un tiempo.
Por suerte nuestro amigo, metamorfosis mediante, volvió a renacer de la pared.

Acá van las fotos con su nueva estética:

39 grados

Por JP

No corría una gota de oxígeno por el barrio. Anochecía y los edificios aún irradiaban el calor de sus entrañas de cemento. El silencio era sólo interrumpido por el monótono zumbido que hacen los aires acondicionados en verano.

Estaba solo en mi departamento y los vecinos parecían también ausentes. Me sentía agotado luego de una interminable jornada de trabajo. Con los ojos entreabiertos miraba desatento el televisor desde la cama. El sueño iba avanzado lentamente.

De pronto, un grito me sacó de mi letargo. Era una mezcla de súplica y de llanto desesperados. Oí como sus pasos se hacían gigantes por el pasillo. No supe distinguir si era un hombre o una mujer, tal vez aquello no era humano.

Un golpe seco retumbó contra mi puerta, acompañado por un balbuceo incomprensible. Me acerqué lentamente, a través del living, hasta el costado de la entrada. Un cosquilleo me recorrió el cuerpo entero.

Súbitamente, el silencio se adueñó de la escena. Abrí la puerta. No había nadie en el corredor. El ruido del ascensor me sobresaltó: era la vieja del séptimo que llegaba de pasear a su perro.

Sin saber si eso que había experimentado había sido real, entré corriendo a mi casa. Todavía me pregunto si esa aquella presencia sigue asolando a los desprevenidos…