Langostino rosado en salsa verdusca

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Anchu y Mondo Lila hacen una linda dupla. Y gracias a su comunión nos regalaron esta obra con tintes marinos (una más). Ahora un brevísimo relato… 

«El langostino rosado en salsa verdusca es un manjar de otros tiempos«.
No olvido las palabras que alguna vez me reveló, casi en secreto, José Antonio, un pata peruano ya entrado en canas y curtido en arrugas por el efecto del sol sobre su barcaza de alta mar.

Mantengo intacto el recuerdo. El plato servido sobre una mesa de mil historias, balanceándose al ritmo caprichoso de la marea. La frescura de su aroma me cautivó y sólo luego de recibir un codazo pude despertar de aquel momento de ensueño.

«El ceviche es un invento para paladares tristes«. Repetía sin pausa el marinero. Y luego enumeraba los infinitos atributos de su plato predilecto, gracias a los cuales una persona podía alcanzar la fuerza de tres tiburones martillo.

Puedo dar fe que su sabor no se compara con nada que haya comido antes o después.
El langostino nadando en la salsa verdusca. Mi paladar recibiendo a ambos.

Las gemelas

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Dos mujeres de ojos saltones y pechos turgentes reposan en aguas turquesas.
Son sirenas que con sus cantos nos desafían (a nosotros los hombres) a jugar a ser Ulises.

El autor de esta fotografía es Fernando Fortich. Me contó que la puedan encontrar en Palermo, más exactamente en Paraguay y Darregueira.

El autor del graffiti se hace llamar Elvis (estuve buscando referencias suyas pero no encuentro demasiado, el que sepa avise).

El mural de Lennon en Praga

Directo desde Praga. Fotografiado por nuestros viajeros enamorados Flor y Santi.
Cuenta la historia que Lennon fue muy admirado por los jóvenes pacifistas de Europa del Este en tiempos del comunismo. Sus canciones eran prohibidas por las autoridades e incluso hubo músicos encarcelados sólo por interpretar temas de los Beatles.

Cuando John Lennon fue asesinado en 1980 se convirtió en una suerte de héroe para muchos jóvenes, que una vez decidieron retratarlo en esta pared, como homenaje y como una forma de desafío al Gobierno (no se sabe exactamente por qué esta pared, o si fue ésta como pudo ser cualquier otra). Haciendo esto, los jóvenes activistas arriesgaban ir a prisión por «actividades subversivas contra el Estado», pero eso no los detuvo: durante las noches llegaban hasta el muro para dejar sus inscripciones.

La policía varias veces blanqueó el muro pero nunca logró mantenerlo limpio. Al día siguiente ya había nuevas frases y dibujos…

El muro de Lennon representó no solo una especie de memorial a John Lennon y sus ideales de paz sino también un monumento a la libertad de expresión y a la rebelión no violenta de los jóvenes checos contra el régimen. Puede parecer demasiado pretensioso, pero hay quienes dicen que el muro de Lennon contribuyó a inspirar la Revolución de Terciopelo, que pacíficamente llevó a la caída del comunismo en la antigua Checoslovaquia en 1989.

El muro se encuentra en la Plaza del Gran Priorato, a sólo unos pasos de la Isla Kampa, y pertenece a la orden religiosa de los Caballeros de la Cruz de Malta, orden que data del siglo XI y que recuperó sus posesiones luego de la caída del comunismo.

Hacia fines de siglo la pared solía estar aún cubierta de graffitis anticomunistas, pero en 1998 los propietarios encararon trabajos de reconstrucción, considerando que se trataba de una pared de piedra con varios siglos de existencia y que muchos turistas habían «picado» el muro con intención de llevar un trozo como recuerdo. La piedra rugosa fue cubierta por una capa lisa de cemento y se convocó a una multitud de jóvenes para «repintar» el muro con inscripciones. Las críticas al resultado final fueron muchas; jóvenes que probablemente ni habían nacido siquiera en los años ’70 pintaron flores y mariposas, basándose en los clichés de la época hippie, todos con la misma pintura, con pinceles facilitados por la iglesia, dueña de la pared… nada había allí del espíritu anarquista y reaccionario de los orígenes.

De todos modos, fue una cuestión de tiempo para que el muro de Lennon se cubriera espontáneamente de graffitis. Actualmente y por la afluencia del turismo hay inscripciones de todo tipo que, porsupuesto, nada tienen que ver con los orígenes. De todos modos y mientras exista, el muro de Lennon seguirá siendo un símbolo, un recordatorio para las generaciones futuras de que vale la pena luchar por la libertad.