La Cena al Desnudo

Era verano y hacía calor. Me emprolijé el bigote a las apuradas con la navaja para no fallar a la cita que tan apasionadamente habíamos convenido. Tomé el sombrero infalible en cada encuentro con el sexo opuesto: era una suerte de talismán que sellaba mis designios. Corriendo monté mi yegua directo a la pulpería donde ella me esperaba. Ramona era su nombre y mucha era su gracia. A poco de llegar, galope mediante, un murmullo rompió el silencio de una noche casi taciturna. Y cuando entré al recinto mis sospechas se disiparon: Ramona, sentada en la mesa de siempre, pero esta vez sin corpiño. De pronto mi mano derecha descorchaba un tinto y llenaba su copa. Un brindis violáceo completaba la escena. Los ojos de todos se posaron con envidia sobre nosotros.

Vaquitas directo al asador

En India son animales sagrados e intocables. En Argentina son sinónimo de asado.
Por los verdes campos crecen y se reproducen estos suculentos manjares. Nos darán carne y achuras. También leche para el café. Oh vaca amiga, nunca desaparezcas!

Gaturro!

Un gaturro simpático mira desde el balcón.
Su carita tierna nos dice que es un fumón…
Feliz recuerda esa anchoa sabrosa que minutos antes engulló…
El ocio es su placer: no hay nada para hacer…
Una siesta se aproxima: qué excelente golosina…
Su vida es un manjar, se maneja cual jaguar…